Autocuidado: un salvavidas para las organizaciones sociales en tiempos de crisis

Desde el inicio de la pandemia por covid-19, las organizaciones de la sociedad civil han visto afectado su normal funcionamiento y acrecentada la labor social que realizan con personas en situación de vulnerabilidad. Desde Fundación Trascender se han desarrollado talleres de autocuidado para entregar contención emocional a los equipos de trabajo. 

A nivel organizacional, entendemos por autocuidado cualquier acción o iniciativa reguladora del funcionamiento de las emociones que nos van generando nuestras funciones laborales, en búsqueda del bienestar físico y psicológico de quien la realiza, logrando prevenir la aparición de enfermedades emocionales, como el estrés o la depresión, entre otras.

Los colaboradores de las organizaciones sociales son uno de los sectores más expuestos a potenciales fuentes de dificultad emocional, puesto que su quehacer está ligado al apoyo y contención de personas en situación de vulnerabilidad. Lo que podría derivar en la aparición de signos de desgaste y deterioro de funciones laborales, sociales e incluso familiares entre los integrantes del equipo. 

En ese contexto, varias organizaciones han sido asesoradas por profesionales voluntarios expertos en autocuidado. La psicóloga María José Oliva es una de ellas, quien durante agosto y septiembre desarrolló el taller “Autocuidado de equipo en el contexto de la emergencia sanitaria” a los miembros del Programa de Prevención Focalizada  del Servicio Paz y Justicia (Serpaj), en Antofagasta.

María José Oliva

“Las organizaciones sociales por si son una especie de olvido del sistema. Se sabe que son importantes pero no se le presta la atención que requieren. Enfrentan situaciones complejas, trabajan en contextos de vulneración de derechos, intentando mejorar las condiciones con recursos, en ocasiones inexistentes, y apelando a voluntades. Esto no debiese suceder. Debiese existir una real intención para el cuidado de nuestros profesionales. Si bien la pandemia ha potenciado una precariedad que ya existía, nos ha permitido, a quienes estamos en el área social, poner nuestra ayuda a disposición de quien lo necesite”, indica María José. 

“Si bien la motivación es un factor que ayuda mucho a nuestro desempeño en el área, estas instancias de autocuidado permiten proteger al profesional colaborador que hay detrás de cada organización y proyecto social, que tiene que enfrentar situaciones complejas. Una persona que se siente bien consigo misma y con su entorno puede mejorar su desempeño laboral y así complementar a sus compañeros de trabajo, formando una importante red de contención y apoyo”, agrega. 

Carolina Carvajal es trabajadora social y directora del Programa de Prevención Focalizada de Serpaj en la Comunidad de María Elena, Antofagasta, y participante de las jornadas de autocuidado. “Fue un gran apoyo en el momento que más lo necesitábamos como equipo, el teletrabajo ha sido algo nuevo para nosotros y por otro lado están las situaciones personales. Agradecemos el profesionalismo de la voluntaria y también porque somos una comunidad tan aledaña que muchas veces estas cosas pasan desapercibidas”, indica. 

“Este tipo de proyectos nos permite fortalecer a las organizaciones sociales desde adentro y contribuir a que se siga apoyando a quienes más lo necesitan. La pandemia ha tenido graves consecuencias, pero la tecnología nos está dando la oportunidad de llegar a donde nunca antes lo hicimos, porque situaciones de vulnerabilidad existen en todos los rincones de Chile”, indica Camila Aguilera, directora regional Antofagasta de Fundación Trascender. 

También se han realizado proyectos de autocuidado a organizaciones sociales, como a Coanil en sus sedes de Antofagasta, Metropolitana, O’Higgins, Maule, Ñuble, Biobío y Araucanía; a las fundaciones Nuestros Hijos y Madre Josefa, en Santiago; al Jardín Infantil y Sala Cuna Loida y Corazones Azules, en Biobío, entre otras.

James Silvestre

4 de noviembre de 2020