La figura del “cartonero” quedó definitivamente en el baúl de los recuerdos. Hoy estos trabajadores dieron un salto cualitativo, y son recicladores con todas las de la ley, empoderados y con conciencia ambiental. Y un ejemplo claro de esto es lo que ocurre en el Barrio Yungay.
Este sector de la comuna de Santiago ha estado en el centro de la noticia en los últimos meses porque tienen a un ilustre nuevo vecino como Gabriel Boric, quien escogió una casona de calle Huérfanos para su residencia presidencial. Se trata de un barrio tradicional con mucha historia, y donde un grupo de vecinos organizados, mayoritariamente mujeres, pretende dejar su huella.
La asociación de recicladores partió en 2017. Eran tiempos en que la gente recogía latas en las calles, pero les pagaban un precio irrisorio, cuenta Ana María Briceño, presidenta de la organización.
La dirigenta añade que, ante esa realidad, vieron la oportunidad de brindarles una opción económica distinta y comprarles el material a un precio superior. Así partió todo. La primera carga de residuos fue de 130 kilos, y cabía de sobra en un dormitorio. Y ese fue solo el comienzo. Antes de la pandemia llegaron a recolectar 6 toneladas al año, entre latas, plástico, cartón y vidrio. Tras la pausa obligada por el confinamiento, el ritmo de trabajo volvió con más fuerza que nunca: ya están en 3 a 4 toneladas mensuales y ahora la meta es terminar el año con 20 al mes.
A la par, la asociación ha crecido también en participantes e infraestructura. Partieron dos personas, y hoy son alrededor de 30, la mayoría mujeres jefas de hogar y vecinas del sector. El grupo ya cuenta con cuatro carritos eléctricos, dos enfardadoras, y varias jaulas para recolectar residuos, instaladas en distintos puntos del barrio, entre ellas la emblemática Plaza del Roto Chileno.
“Mientras tenemos empresarios inescrupulosos botando textil en el desierto y otros que toman el reciclaje por moda, nosotros hacemos reciclaje social. Tenemos nietos, nietas, queremos generar conciencia en las personas, y hacer entender que esto no es basura, son residuos, y que luego gracias al reciclaje van a llegar transformadas a sus casas en otros productos. Hay que entender que esta es una actividad importante, vital, para que la sociedad siga funcionando”, asegura, por su parte, Jorge Vitta, secretario técnico y asesor legal de la organización.
Desde 2021 cuentan con el acompañamiento de Fundación Trascender, que busca conectar voluntades, profesionalizar y mejorar la gestión de organizaciones sociales. El proceso partió con un diagnóstico, para pasar luego a capacitaciones en materia de liderazgo, comunicación efectiva, inteligencia emocional, trabajo en equipo, colaboración y manejo de conflictos.
“Son un equipo excelente, con muchísimo compromiso, vocación y harta disposición”, complementa Carolina Bórquez, voluntaria de la Fundación Trascender a cargo de esta primera etapa de capacitaciones. Para esta psicóloga de organizaciones y facilitadora del proceso, hay otro elemento clave que caracteriza a este grupo del Barrio Yungay: “Ninguno está por ganar plata o por el producto. Todos comparten esta idea de cuidar el planeta y como organización necesitan un pequeño empujón más de formalidad para explotar todo su potencial”, añade la especialista en coaching.
Para junio está proyectada otra etapa de este trabajo conjunto, con el objetivo de seguir profundizando otras temáticas. “Es un proyecto a largo plazo, más que una intervención específica. La idea es acompañarlos en este proceso mientras se van profesionalizando en el rubro y dejar en ellos herramientas, conocimientos y habilidades incorporadas en su gestión para que después no dependan de nosotros o de otro profesional para dar continuidad al servicio que entregan”, comenta Elizabeth Silva, coordinadora de Gestión Territorial de Fundación Trascender.
El otro actor clave en este proceso es Cempre (Compromiso Empresarial para el Reciclaje), que ha acompañado de cerca la certificación de competencias laborales de los recicladores. Esto, porque con la Ley REP, las empresas deben incorporar a su cadena de valor recicladores de base obligatoriamente certificados por el Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales, ChileValora, y registrados como gestor de residuos en la plataforma del RETC (Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes). Y en este marco, los recicladores de base han tomado aún más relevancia, siendo uno de los actores más importantes en la cadena de valorización de la economía circular.
Así lo remarca Macarena Maturana, directora ejecutiva de esta entidad, que apuesta por un modelo inclusivo y así lo han replicado en varias comunas del país. “Los recicladores fueron pioneros en los sistemas de recolección, y pasaron de ser un grupo vulnerable a estar más fortalecidos, porque hay una ley que les permite ser considerados como gestores formales, como los privados, las municipalidades, y están en ese nivel. Ellos saben que tienen que formalizar sus servicios, y ven en esto la oportunidad de ser reconocidos y trabajar de manera formal. Ese es el mayor incentivo que tienen hoy para seguir en este trabajo”, explica.
En este nuevo contexto, la meta de la asociación de recicladores del barrio Yungay es profesionalizarse y proyectarse como organización para poder presentarse a proyectos de la municipalidad, y vender sus servicios, dejando atrás la lógica barrial migrando hacia un trabajo más empresarial. De hecho, en Yungay aspirar a migrar hacia una cooperativa, y dar un nuevo salto en su organización.
“La Fundación, junto con Cempre, nos han ayudado con el tema de las capacitaciones. No queremos que nuestros asociados solo recojan basura, y se dediquen al tema del reciclaje sin mayor formación. Este proceso ha sido fundamental para entender lo que se está haciendo, y mirar con dignidad nuestro trabajo. La idea es que nuestros asociados vayan entendiendo el modelo de negocio, el avance que podemos tener como una cooperativa, y vayan formando a los próximos integrantes que lleguen”, añade Vitta.
Al mismo tiempo, hay otras metas, como replicar esta experiencia en otros puntos del país y en otras instancias. “Nosotros estamos por la certificación, la capacitación de líderes, la educación. Y por qué no crear una escuela de reciclaje para hacer reciclaje inclusivo e incluirlo en la malla curricular de la educación escolar también”, finaliza el dirigente.