Más de 700 emprendedores reciben asesorías y talleres para potenciar sus negocios durante la pandemia

Graciela Ibañez (32) vive en San Bernardo y es estilista desde hace seis años. En 2020, producto del avance de la pandemia y el inicio de la cuarentena, pasó de atender en un espacio común a realizar visitas en los hogares de sus clientes, con las medidas de cuidado correspondientes. También dejó de hacer clases de estética y belleza a grupos numerosos de personas, para asistir particularmente donde sus estudiantes, quienes viven en comunas del sector sur de la región Metropolitana. 

Graciela sentía que, pese a que no le faltó trabajo durante ese tiempo, necesitaba organizarse para emprender y estar con sus tres hijas. Así llegó en junio a participar —vía videoconferencia— en el taller “Re-conociéndome”, el cual a través del intercambio de experiencias y relatos de vida, contribuía al desarrollo personal y autocuidado especialmente de mujeres que trabajan de forma independiente. “Fue una actividad muy enriquecedora que nos ayudó a visualizar de lo que somos capaces, a empoderarnos”, dice Ibañez.  

“Re-conociéndome” fue parte de los 21 proyectos efectuados —entre enero y noviembre del año pasado— por Fundación Trascender e impulsados por Fondo Esperanza, por medio de 16 profesionales voluntarios. Todas estas iniciativas se realizaron en comunas del norponiente y sur de la región Metropolitana, con el propósito de entregar herramientas y conocimientos a los emprendedores, de tal forma que estos pudiesen potenciar sus negocios durante la crisis sanitaria. 

“El trabajo que hemos realizado con Fondo Esperanza ha sido importante y ha generado un impacto positivo, en el sentido de que se ha articulado, a través de los profesionales voluntarios, una ayuda que ha llegado a muchas personas, en especial, a mujeres, que necesitan apoyo, compañía y motivación en una situación tan difícil como la que estamos viviendo a nivel país”, indica Javiera Prieto, directora regional de Trascender. 

No solo autocuidado

En total 714 trabajadores independientes —de los cuales, cerca de un 80% eran mujeres— de La Pintana, La Cisterna, Puente Alto y Peñalolén, entre otras, aprendieron vía talleres y asesorías, no solo sobre su cuidado y desarrollo personal, sino que también acerca de administración financiera, contabilidad, marketing digital y publicidad.

Alejandra Cornejo (36) participó en un taller de este tipo, donde le enseñaron tips para hacer crecer su emprendimiento —llamado Amantia’s—, a través de redes sociales y del uso de diversas plataformas, y potenciar la publicidad de su negocio. Ella cuenta que actualmente es su hijo quien maneja su Instagram, Facebook y WhatsApp empresarial, debido a que su trabajo le demanda mucha dedicación. “En el taller también aprendí a que era bueno tener a otra persona que se hiciera cargo de las redes sociales para lograr un ritmo fluido. Y como mi negocio es de elaboración de masas —empanadas, sopaipillas, pizzas, entre otros— y banquetería, tengo muy poco tiempo. Todo lo que vendo, lo elaboro yo con mis propias manos”, agrega. 

Otras herramientas que se entregaron en los talleres y asesorías, fueron la orientación acerca de los beneficios sociales a los que los emprendedores podían postular, y la capacitación para llenar los datos en el Registro Social de Hogares, crear una inscripción y aprender cómo se actualiza la información. 

También, tal como fue el caso de Graciela Ibáñez, trabajaron en torno a su autocuidado y empoderamiento. “Las sesiones tuvieron harta conversación y reflexión, porque el fin era alcanzar lo emocional y la integralidad. Y desde ahí, obtener herramientas que las usuarias pudieran aplicar en sus emprendimientos”, señala Pamela Arriagada, trabajadora social y voluntaria.

Un futuro positivo

Para 2021, Fundación Trascender y Fondo Esperanza planean mantener el vínculo para desarrollar nuevos proyectos que favorezcan las necesidades que tengan los y las trabajadoras independientes, quienes se desempeñan principalmente en comercio, es decir, compra y reventa de productos, ya sean alimentos, comida rápida o artículos de aseo. 

“Se lograron los objetivos que se tenían con los emprendedores en un 100%, y los voluntarios de la fundación crearon una excelente relación con los usuarios. Fue una muy buena experiencia que, sin duda, se va a repetir”, sostiene Leticia Bustos, jefe de la oficina de Fondo Esperanza de Melipilla y Talagante. 

Para Alejandra —quien desde 2013 ha ido levantando de a poco su emprendimiento, por medio de la compra de máquinas industriales y la construcción de un salón especial para trabajar— el beneficio más importante que le ha traído haber participado en los talleres, es el aumento de sus ventas. “Con la ayuda de mi hijo, he usado hashtags para atraer más público y me ha dado resultados positivos, porque han incrementado las compras”, señala. Añade que, aunque vive en el límite entre Cerro Navia y Quinta Normal, ha realizado entregas en diversas zonas de la ciudad, por lo que su clientela también se expandió mucho más.  

Por su parte, Graciela Ibáñez nota que el beneficio está fundamentalmente en el orden —ahora distribuye de mejor manera su tiempo, de tal forma que alcanza a emprender y a disfrutar momentos con sus hijas— y en el empoderamiento que tiene no solo como mujer, sino como trabajadora independiente. “Gracias al taller en el que participé, ahora me veo súper capaz y ya no tengo miedo al fracaso. No me frustro como antes, pues aprendí a ver la vida con una mirada más relajada. Tengo más tiempo para estar con mi familia, y me siento económica y emocionalmente estable”, afirma la emprendedora de San Bernardo.

Montserrat Montecino

4 de mayo de 2021