Nos gusta decir que Chile es un país solidario, pero ¿lo es?
Cada vez que nuestros compatriotas pasan por un momento difícil, como está sucediendo hoy con motivo de las devastadoras consecuencias provocadas por los incendios en el sur del país, nos unimos para cooperar con quienes más sufren los daños o pérdidas.
Pero una cosa es ayudar ocasionalmente y otra muy distinta es contribuir como estilo de vida, mediante el voluntariado.
Al revisar algunas cifras, podemos aventurar que esta conducta viene a la baja: el 19% de quienes viven en Chile desarrolló algún tipo de voluntariado el 2022, es decir, solo 1 de cada 5 chilenos, mientras que en 2021 este porcentaje era de 22%.
Es uno de los principales resultados de la Encuesta Nacional de Voluntariado y Solidaridad que elaboramos con Criteria cada año, con miras a contar con una medición que permita evaluar la participación y actitud de los chilenos frente al voluntariado y las donaciones, y así entender la evolución del altruismo de personas y empresas en el país.
En la versión 2022 -la decimocuarta edición de la encuesta- medimos tres áreas: participación de los chilenos y chilenas en actividades de voluntariado, voluntariado corporativo y mecanismos para fortalecer la democracia.
Los resultados siguen una línea que ya se había dado en años anteriores, con un 81% de los chilenos que no han realizado voluntariado. Porcentajes que pueden haber sido determinados o influenciados por los efectos de la pandemia, pues en 2019 las personas que participaban de actividades vinculadas al voluntariado alcanzaban un 32% del universo encuestado. En 2018 alcanzamos un histórico 36% de voluntarios.
La razón dada para esta baja en las acciones de voluntariado en 2022 son los problemas económicos y falta de tiempo, con un 18% y 40%, respectivamente.
El estudio de 2022 también nos mostró que las mujeres participan más de este tipo de actividades, con un 21% versus un 18% en hombres. Un punto positivo a destacar es que quienes sí realizan voluntariado tienen un alto nivel de compromiso, donde un 54% realiza este tipo de actividades una vez al mes o más, y cuyas principales motivaciones son porque los hace sentir bien y porque permite construir un país más solidario. Pero también detectamos que quienes son voluntarios de manera menos frecuente (menos de una vez cada dos meses) decayeron, desde un 56% a un 46%.
Sobre los receptores del voluntariado, los vecinos, familiares o amigos organizados son reconocidos como los grupos prioritarios por el cual se canalizan las acciones de voluntariado con un 40%. En tanto, las ONGs y fundaciones aumentaron su exposición de un 31% a un 36%.
El rol de las empresas también se midió con buenas cifras. El voluntariado corporativo aumentó de un 8% a 14% en la edición 2022 de la Encuesta, lo que se explica con la vuelta a la presencialidad de la mayoría de puestos de trabajo en empresas de diversos rubros. Este aumento es significativo, considerando que entre 2020 y 2021 hubo una baja de las acciones de voluntariado. Pero de los encuestados, un 64% no conoce a ninguna marca o empresa que realice voluntariado. En este sentido, es extremadamente relevante que también las empresas, instituciones y organizaciones se pongan a disposición de la comunidad.
Creemos que es muy importante entender que este tipo de acciones solidarias son básicas para el desarrollo de nuestra sociedad, donde todas y todos podemos participar de manera concreta en la creación y consolidación de un país más justo, participativo y solidario, para así también fortalecer el tejido social y aportar a la superación de la pobreza y al desarrollo de la comunidad.
Consideramos que, a través de diferentes tipos de voluntariado, es posible comenzar a dibujar un camino colaborativo, de diálogo y participación en las comunidades donde los profesionales y las empresas chilenas se insertan, con el fin de aportar con sus conocimientos y herramientas a equiparar la cancha en materia de oportunidades. Nuestra labor es unir estos mundos de la mejor manera posible, generando y fortaleciendo los puentes entre ellos.
En los 21 años de vida que tenemos, nuestra misión ha permanecido clara: juntar organizaciones sociales con profesionales, generando una red de alianzas y trabajo colaborativo, habiendo a la fecha permitido que se aportaran más de 250 mil horas de asesoría profesional a más de 7 mil organizaciones sociales.
Pese a estos logros, sabemos que en un país donde la pobreza multidimensional ha venido creciendo, consideramos que debemos apuntar a más. Con un entorno macroeconómico estresado por la alta inflación y una posible recesión, recién saliendo de los estragos de la pandemia, estamos en uno de los escenarios más complejos que nos ha tocado vivir como sociedad. Pero también creemos que tenemos una gran oportunidad por delante: dejar una huella positiva en el desarrollo de nuestra comunidad y el bien común para apoyar a las y los chilenos que hoy lo necesitan.
Hoy la urgencia nos empuja a desarrollar voluntariado para controlar la emergencia: ayudar a los miles de damnificados y luego reconstruir poblados completos. Pero después viene la misión permanente de volver a levantar el tejido social y colaborar con aquellas organizaciones sociales que se mantendrán en el territorio, donde el voluntariado profesional será clave para cimentar las bases de un mejor Chile.